Cómo sabemos, un trabajador debe actualizar continuamente sus conocimientos y habilidades para poder adaptarse a los continuos cambios en los requerimientos del mercado, y para ello cómo vimos es necesario desarrollar un plan de formación continua en la empresa, pero… ¿Quién debe encargarse de la elaboración de este programa de formación?
Si le preguntas a un empleado de una multinacional te dirá que el departamento de recursos humanos, si es un trabajador de una pequeña empresa te dirá que «la empresa», si es a un autónomo o freelance «él/ella mismo». Cómo ves en función del tamaño y características de la organización, la responsabilidad se deriva en diferentes grupos de personas, aunque lo que es común, es que en la mayoría de las ocasiones, la respuesta no sea muy clara y definida, sino que la formación suele recaer es ese ente abstracto, que lleva a cabo esta labor de formación también de manera difusa e inconcreta.
Contrariamente a lo que suele ocurrir, lo adecuado en cualquier organización sería tener un «departamento o equipo de formación continua y desarrollo», con nombres y apellidos, que se encargara de identificar las necesidades en un plan de capacitación y de desarrollo personal de los trabajadores y de la empresa y planificara la formación adecuada en su caso.
Equipos transversales para a la formación continua en la empresa
Evidentemente, disponer de este tipo de equipo de formación independiente, sería solamente viable en corporaciones muy grandes, por lo que en empresas de tamaño más modesto, una buena solución solución podría partir de crear un equipo de trabajo transversal formado por una persona responsable de cada «departamento» de la empresa, que anualmente diseñaran conjuntamente un plan de formación para toda la organización y en concreto para cada uno de sus equipos. Estos responsables, serían los encargados de diseñar el plan formativo adecuado para su «departamento» y de aportar feedback al plan de formación de empresa general.
De esta manera, cada cabeza de grupo podría decidir en su caso en particular, si es necesaria formación externa (gestión a nivel ejecutivo, desarrollo personal o formación en habilidades especializadas) o diseñar de manera particular los procedimiento de formación interna básica o de rutina (seguridad en el trabajo, inducción de personal para nuevas incorporaciones…).
En definitiva, sea la empresa grande o pequeña, se debería disponer de un «equipo o departamento de formación continua» encargado de potenciar el desarrollo de los trabajadores y de la empresa. Cómo hacerlo, dependerá de tu creatividad y las características de tu organización.