Los modelos de negocio cambian y con ello lo hacen los líderes de las organizaciones, las formas de dirección y la composición de la plantilla.
En artículos anteriores hablábamos del coworking. Una tendencia que tiene por objetivo compartir espacios de trabajo para reducir los gastos en oficinas. Esto significa que los espacios de trabajo están cambiando.
El concepto de oficina flexible se escucha cada vez más. Pero, ¿sabemos lo que son?
¿Qué son las oficinas flexibles?
El objetivo de las oficinas flexibles es dar la posibilidad de que cada empleado elija el espacio que más cómodo le resulte para desarrollar su actividad. Dichos espacios, se caracterizan por ser motivadores y ayudar a los empleados a resolver sus problemas y aumentar su productividad.
Las oficinas flexibles cuentan con tecnología móvil, facilitando la movilidad de los empleados, para que puedan realizar el trabajo o llevarlo a cualquier lugar.
Además de ser oficinas pensadas para aumentar la productividad laboral y el rendimiento, son oficinas que buscan potenciar las relaciones humanas. Para ello, disponen de espacios comunes con sillones, juegos de grupo y otras comodidades que permiten generar un mejor clima organizacional.
¿Cómo crear una oficina flexible?
Aunque parezca mentira, los gastos de adaptación a una oficina flexible no son tan elevados. En algunas ocasiones, incluso se habla de una reducción de los costes, dado que el espacio se aprovecha mejor, se reducen los costes de operación hasta un 30% y la productividad de los empleados aumenta, lo que se traduce en mayores ingresos.
Además, hablar de una oficina flexible, es sinónimo de movilidad, como comentábamos anteriormente. Por lo que los gastos energéticos se reducen considerablemente suponiendo, además de un ahorro económico, un menor impacto ambiental.
El cambio hacia una oficina flexible no es sencillo, pues supone un cambio de cultura organizacional de la empresa.