A menudo se piensa que la productividad laboral va ligada a largas jornadas de trabajo, lo cual es erróneo. Hay muchos factores que afectan al rendimiento de los empleados en el trabajo, como son el ambiente de la oficina, los ladrones de tiempo o la procrastinación, entre otros.
Pero… ¿y la edad? ¿afecta al rendimiento de los empleados?
Según algunos estudios se ha demostrado que la edad va ligada al rendimiento y la productividad laboral de los empleados, por lo que aquellos mayores de 40 años y con largas jornadas laborales podrían llegar a ser menos productivos que los empleados más jóvenes de la empresa.
Lo idóneo para los trabajadores que superen esa edad sería reducir su jornada laboral a 25 horas, lo que se traduce en una jornada completa de tres días a la semana. Esta medida reduciría el estrés y la fatiga, y aumentaría la motivación de los empleados, puesto que las largas jornadas pueden llegar a afectar a las habilidades cognitivas de los empleados.
A pesar de ello, es cierto que la experiencia de los empleados más mayores es un punto positivo, pues a la hora de tomar decisiones combinan los nuevos datos e informaciones con la experiencia previa, consiguiendo resultados tan buenos como los de los empleados más jóvenes.
Además de destacar en experiencia, queda demostrado que los empleados más mayores también lo hacen en simpatía y estabilidad emocional, lo que ayuda a crear buen ambiente de trabajo y buenas relaciones con los clientes.
¿Y los más jóvenes?
Pues estos destacan por ser aventureros y buscar nuevas experiencias, ayudando a innovar en el lugar de trabajo, por lo que una combinación de personal es ideal para alcanzar los objetivos de la organización.
La clave es conocer cuáles son las necesidades de cada uno de los empleados y adaptarse a ellas, para poder mejorar la productividad a nivel individual y la eficacia de la empresa en general.