Hemos entrevistado a Francisco Javier González Galán, director de la Academia de Neurociencia y Educación, y docente en ESIC Busines & Marketing School.

  1. En primer lugar queremos conocer el punto de partida de “Coaching Inteligente. Método ACCIÓN” y qué propósito tenías cuando te planteaste escribirlo. ¿Has logrado ese propósito?

El propósito de escribir un libro surge como consecuencia de las conferencias que hago habitualmente. Una de las particularidades que yo tengo es que lo difícil lo suelo hacer fácil. Como consecuencia de esto,  la  gente me preguntaba  por qué no transcribía esos temas, puesto que  había cosas que se les escapaban y les interesaría tenerlas por escrito.

De este modo, tomé la decisión de escribir un libro, cuyo punto de partida ha sido compaginar lo que estaba diciendo en diferentes charlas, mas un concepto de equilibrio personal y profesional. Me fui al Caribe a escribirlo por un motivo de coherencia, ya que iba a escribir sobre equilibrio personal y profesional, al menos hacerlo en su sitio en el que seamos ejemplo entre lo que decimos y hacemos. Y además, me fui en plena crisis, siendo coherente con los  temas que trato en el libro sobre la superación personal. Y aunque este viaje supuso que mi nivel de facturación bajara, quería mantener mi nivel de congruencia.

Después de diversos inconvenientes con la nomenclatura del libro, por motivos de derechos de autor, me replanteé el nombre y decidí el título “Coaching Inteligente” porque el libro tiene la finalidad de hacernos ver hasta qué punto somos capaces de superarnos día a día. Inteligente viene del latín inteligere (inter “entre” y legere “elegir”) es decir, es la capacidad que tenemos de elegir.

Por lo tanto, sí he conseguido mi propósito con el libro.

  1. En tu libro afirmas que al salir de la zona de confort aumenta la inteligencia y la capacidad de la persona para solucionar sus problemas ¿Consideras una obligación para el avance profesional salir de la zona de confort? Y esa salida ¿debe ser una práctica habitual?

Te voy a hacer una pregunta, si tu mañana vas a una actividad formativa ¿vas  para mejorar o para empeorar? Todo el mundo diría que a mejorar.

Y la pregunta es ¿el ser humano para qué está hecho para mejorar, estancarse o empeorar? Para mejorar, y en la medida en que nos quedamos quietos no mejoramos. Me explico, todo lo que es sano en esta vida está en movimiento, ¿qué le pasa al agua cuando se estanca? se pudre, y eso hace que todo lo que esté a su alrededor sean bichitos, mosquitos… todo negativo. Por otro lado, la sangre,  para que no se te coagule hace falta que esté en movimiento, y eso es lo que nos da vida. El cuerpo igual, si está quieto se entumece. El dinero igual, si no lo mueves pierde valor.

Conclusión: todo en tu vida que quieras que esté sano tiene que estar en movimiento.

Entonces, estar en movimiento significa mejorar, ahora para poder mejorar…. Todo el mundo quiere mejorar, pero quiere mejorar gratis. Y eso no puede ser porque los resultados y la comodidad no son compatibles. Si tú quieres resultados vas a tener que generar cierto nivel de incomodidad. Y esto es muy importante.

Si yo quiero vivir desde la comodidad y mejorar, es imposible, porque si hago cosas que me resultan cómodas es que ya las he hecho anteriormente, y si no son cosas nuevas eso quiere decir que no estoy mejorando. Por lo tanto, para poder mejorar tengo que hacer cosas que todavía no he vivido y por tanto estar incómodo. Entonces la pregunta es ¿hasta cuándo? pues siempre.

Sin embargo, esto no es un impositivo, la persona puede elegir qué hacer. Pero si con esa decisión opta por no salir de la zona de confort y no mejorar, estará ignorando el dinamismo del mundo y con el tiempo, al no haber incorporado nuevas habilidades a su vida, como el mercado sigue en movimiento, la exigencia para su puesto de trabajo, por ejemplo, habrá aumentado. En esta situación, ya que la persona no ha crecido en todo ese tiempo se habrá descapitalizado, es decir, habrá perdido valor.

Ahora, no es algo que vaya a exigir a la gente. Mi enfoque es ¿en qué te quieres proyectar tú? ¿Mejorarte a ti mismo día a día, o descapitalizarte con el tiempo? Mira, una de las actividades formativas que más imparto en Latinoamérica es la persuasión, que se basa en que la gente haga cosas que si se las pidieras no las haría. De este modo, desplazas la responsabilidad, no lo impones, y cuando desplazas la responsabilidad no tienes que estar repitiendo las cosas, sino que ellos mismos se hacen cargo. Es el famoso coste de oportunidad, lo que yo dejo de ganar por hacer una cosa u otra.

  1. En relación a la inteligencia emocional y el autocontrol de las emociones. Afirmas que para “pasar de la necesidad a la seguridad es precisa la planificación y atomizar el riesgo”. Para ello, pones un ejemplo de buscar trabajo en momentos de no necesidad para reducir la ansiedad que nos crea esta. Sin embargo, ¿cómo nos podemos motivar a buscar trabajo si estamos en nuestro mejor momento? La persona tiende a alcanzar una estabilidad de vida, si está en su mejor momento ¿Qué le puede impulsar a salir de la zona de confort?

Hay una frase que me dijo un profesor cuando estaba en la facultad que me encantó: “cuanto tu llegues a tu más alto grado de eficiencia, cámbiate de empresa.” ¿Qué significa esto? Al principio de entrar en una empresa tenemos retos, ilusión. Pero, cuando llevamos un tiempo y nos estabilizamos con nuestras tareas, entramos en la zona de confort. Es decir, si replico en el día a día una serie de actividades y no van cambiando, aunque este genial en mi puesto de trabajo, mi pasado se convierte en mi futuro, por lo tanto no hay evolución. Es decir, en la medida en la que automáticamente rutinizo mi trabajo y no voy sumando nuevas cosas, aunque esté en un momento laboral fantástico, es el comienzo del fin. Porque si no estoy en la perspectiva de ir viendo otras cosas es factible que, en algún momento, pueda venir otra persona aportando mas a ese puesto y yo me quede fuera.

Por ejemplo, los entrenadores de fútbol, cuando están en su mejor momento laboral se van del equipo y eso hace que estén más cotizados. De modo que, cuando tú veas que controlas todo en tu puesto de trabajo, significa que estás acomodado, y si no sumas nuevas cosas no te vas a poder desarrollar.

  1. Como coach ¿qué importancia le das al intangible tiempo? En una escala del 1 al 10 ¿en qué posición lo sitúas por su importancia?

Para mí el tiempo es todo 10, dicen que el tiempo huye para no volver.

Hay un escrito que a mí me encantó cuando lo leí, que habla de que nos dan 86.400 segundos al día, y hacen una similitud con el dinero. ¿Qué pasaría si tu banco te diera cada día 86.400 euros? con la premisa de que te los dan a primera hora del día y los que no te gastes te los quitan al final del día. Entonces ¿qué haríamos? ¿Los habríamos aprovechado o desperdiciado?

El tiempo es lo mismo, nosotros partimos de 86.400 segundos, y la idea es ¿qué estamos haciendo con esos segundos? Porque cuando tu miras con retrospectiva en el tiempo y dices, si me hubiera marcado la pauta de hacer ciertas cosas hace dos años, lo tendría hecho. Pero como nos agobiamos en hacer las cosas en muy corto plazo, porque estamos en la sociedad del aquí y ahora, pues no nos damos cuenta de que por querer hacerlo tan deprisa no lo hacemos, pero el reloj continua su marcha y de repente nos vemos dos años después, algo que nos inquietaba no lo hemos hecho y nos damos cuenta del tiempo que ha pasado.

El tiempo es importantísimo, para mí es fundamental y hay que aprovecharlo.

Partimos de la base de que estamos en una cuenta regresiva, desde que nacemos comenzamos a tener menos tiempo. Damos por hecho  que vamos a vivir muchos años,  pero no lo sabemos. Y solo en malos momentos, de ver personas que se han muerto por accidente nos damos cuenta del tiempo que tenemos. Pero no debemos pasar por estas cosas para darnos cuenta de que tenemos que estar en activo y haciendo cosas en el día a día.

Todas las personas que han dejado huella en la historia murieron haciendo aquello que les apasionaba, lo que hicieron es aprovechar su tiempo al máximo.

  1. Como coach ¿cómo fomentas la gestión del tiempo en un equipo de trabajo?

Lo primero es que no gestionamos tiempo, sino prioridades en un recurso que se llama tiempo.

Por ejemplo, como profesor en un máster, veo que los mayores interesados en llevarse los mayores beneficios del máster son los estudiantes, y tendrían que ser los primeros en aprovechar el tiempo al máximo, entrando a la hora, siendo puntuales a la vuelta del descanso, etc. Pero no sucede así, lo cual es ilógico puesto que la inversión económica que han hecho la están perdiendo.

Por otra parte, cuando hago una presentación, tengo un documento en el que me baso, pero dependiendo de la actitud del público fluyo más o menos, o me ciño a la presentación. Si existe una buena actitud se produce la resonancia (energía) y puedo llegar a decir más cosas de las que tenía preparadas y por tanto, el auditorio obtendrá mayores resultados en conocimiento.

Además, les explico que el profesorado del máster puede tener relaciones de interés laboral para ellos, por los que la actitud que muestren aquí y en todos sus ámbitos será el reflejo de su talento. Conclusión: tu venta empieza desde el momento cero aunque tú no lo sepas.

Y preguntas ¿os queréis llevar lo máximo o lo justo? vuestra actitud es la que cuenta. Y  entonces comienzan a ser puntuales y a aprovechar su tiempo.

Así, has desplazado el coste de oportunidad y ahora son conscientes de lo que están perdiendo, y eso hace que ellos respeten su tiempo. No necesitas imponer horarios, sino que ellos son responsables de la gestión de sus prioridades porque les has hecho ver lo que se pierden.

Otra forma es preguntar ¿dónde te quieres ver? Para llegar ahí tendré que hacer cosas. Pero el problema es el software que tenemos en la cabeza desde hace muchos años atrás. Estamos acostumbrados a que desde el colegio, nuestras prioridades nos las gestionen otros, desde nuestro profesor al ponernos o no deberes, hasta nuestro jefe al darnos una tarea en el trabajo, dejándonos, a veces, sin tareas. Nos acostumbramos a que nos digan lo que tenemos que hacer y que nuestras prioridades nos las gestionen otras personas.

Todo el mundo tiene siempre algo que hacer, lo que pasa es que es muy cómodo que te lo manden otros. No tienen el hábito de autogestionarse sus prioridades y se debe comenzar a cambiar ese chip.

Si llegamos con ese pensamiento al mundo laboral, a un trabajo o a un máster, cuando a alguien le preguntas donde se quiere orientar, pues  no lo tiene claro, porque no tiene ese hábito. Con lo cual, debemos cambiar ese hábito y terminar con la premisa de que sean otros los que gestionen nuestras prioridades.

  1. En relación al rendimiento de un equipo de trabajo, afirmas en una entrevista que en el 20% del tiempo se consiguen mayores resultados, y es en ese punto en el que se equilibra el rendimiento y la normalización ¿Apoyarías con base en ello la flexibilidad laboral en los equipos de trabajo?

Totalmente. Normalmente cuando tenemos una tarea dilatamos el tiempo para realizarla, hasta que queda muy poco y en un espacio de tiempo corto hacemos todo lo que no habíamos hecho hasta entonces. Por eso se dice que en el 20% del tiempo hacemos el 80% del trabajo, debido a que trabajamos con la “dilatación de los tiempos expansibles”. Esto significa que solemos ocupar todo el espacio que tenemos del tiempo al que se le ha asignado una tarea, aunque no nos lleve ese tiempo. El porqué es que es un hábito, no tener claro la razón por la que estamos haciendo lo que estamos haciendo. Entonces nos centramos en las tareas, que no estimulan en muchos casos, y por ello se dilatan los tiempos en todas nuestras labores diarias, porque no hay un nivel de disfrute. Sin embargo, si existe un disfrute, como por ejemplo un viaje, no se produce la dilatación de los tiempos expansibles.

De este modo, las empresas se enfocan en el proceso y no en el resultado, pero los procesos se crean para cumplir unos objetivos, y así se establecieron los horarios de trabajo. Pero con el paso del tiempo, el proceso se queda instalado en la empresa, con la explicación de que “toda la vida se ha hecho así”. Lo cual lleva a que existan tareas definidas en un tiempo, y se mantengan este tiempo a pesar de avances tecnológicos, etc.

La razón de cumplir un determinado horario puede tener sentido en algunas empresas, aunque deberíamos tener una orientación más hacia resultados. Lo fácil es estar pendiente de un horario, pero a mí qué más me da el horario si la persona está cumpliendo con unos resultados, en vez de tener que depender tanto de un horario. Además, está demostrado que las personas que tienen flexibilidad laboral, en la medida que ellos ven que van consiguiendo más resultados en un espacio de tiempo, cada vez se vuelven más efectivos y rinden mucho más que los que están dependiendo de una banda horaria, porque la banda horaria te conlleva a hacer la dilatación de los tiempos expansibles.

  1. ¿Qué relación desde tu punto de vista hay entre el rendimiento de un trabajador y el nivel de responsabilidad que le otorga la empresa?

Si te pregunto de qué momentos en tu vida te sientes orgullosa laboralmente porque te genera una gran satisfacción profesional, tengo claro que esos momentos de los cuales hoy te sientes orgullosa son resultado de un proyecto que desarrollaste, un hito que cumpliste, un incentivo que generaste, un nivel de responsabilidad que te dieron, un logro que alcanzaste, una labor de equipo…. Algo de eso fue. Eso está vinculado a unos elementos que son altamente motivadores que se llaman “factores de motivación”. Pues bien, todos los factores de motivación son aspectos como la responsabilidad, el trabajo en sí, el logro… y todo eso es lo que te genera recuerdo en tu vida. Es más, es muy posible que esos logros que tuviste no supusieron un una subida de sueldo, sencillamente son logros.

Normalmente la gente considera que la satisfacción laboral viene dada por la subida de sueldo y no es cierto. Si tú tienes un sueldo acorde con el mercado, el hecho de que te suban un poquito el sueldo no va a cambiar tu vida, eso no te va a generar satisfacción. Pero lo que sí te generará satisfacción es el reconocimiento de un logro del cual tú te sientes orgulloso.

Retomando la pregunta, la relación que existe entre el rendimiento de un trabajador y el nivel de responsabilidad que le otorga la empresa es todo, porque de las responsabilidades y de los logros es de las que se generan los recuerdos y las satisfacciones profesionales hoy en día.

  1. ¿Qué opinas de sistemas de gestión horaria que otorgan flexibilidad a los trabajadores y les facilitan la conciliación laboral?

¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? Normalmente todo el mundo trabaja para vivir mejor, pero la realidad es que al final la gente busca trabajos y no busca lo que le gustaría hacer. Puede haber momentos en los que tengamos que trabajar en algo que no nos gusta, pero esa situación no debe ser de por vida.

Todos trabajamos para vivir mejor, pero como la mayoría de la gente trabaja en lo que no le gusta, pues vive para trabajar. Y eso hace que no conciliemos la vida laboral con la vida familiar, porque si estas mal en el trabajo eso repercute en tu vida privada y viceversa, porque al final es una única vida.

A lo largo de nuestra vida se nos puede ir un 60% de tiempo en el trabajo y nos queda un porcentaje para nuestra vida personal. De ahí la importancia de que busques un trabajo que te guste para que lo puedas conciliar con tu vida personal. Por ello debemos tener orientación de buscar trabajo que nos guste para que no repercuta negativamente en nuestra vida familiar.

Por otro lado, es importante conciliar la vida personal con la vida profesional, además de trabajar, vivir. Y este tipo de personas son las que se convierten en modelos de referencia.

Otro de los puntos importantes de enfocar a la gente con una mentalidad de conciliación familiar y profesional viene dado porque el tiempo va pasando. Y entonces un día te vas a jubilar. Jubilarse no significa no hacer nada, la palabra viene de júbilo, que es pasárselo bien. Pero nosotros vemos la palabra jubilarse como el ocaso, como decir: terminó.

Lo que ocurre es que si la empresa no te ha enseñado a conciliar tu vida familiar y laboral, cuando te jubilas sientes un vacío enorme porque no tienes nada, porque toda tu vida te has enfocado en trabajar. Pero si tu jefe te ha enseñado a conciliar tu vida laboral y familiar, cuando te jubilas estás en movimiento.  

Hay un libro, que es también por el que escribí el mío que se llama “La semana laboral de cuatro horas” de Timothy Ferriss, quien habla de las mini jubilaciones, basadas en tomarte unos meses para disfrutar de otros lugares y conocer otras culturas, aprender cosas típicas, y luego vuelves y sigues trabajando. Pero no todos los trabajos te lo permiten, aunque en el mundo en el que estamos hoy, con el nivel de tecnología que tenemos hay muchos trabajos que te permiten esa flexibilidad y poder estar haciendo cosas en la distancia.

  1. ¿Conoces el sistema de gestión horaria Sesame Time? ¿Crees que es una buena herramienta para fomentar la eficiencia de los trabajadores?

Si la conozco. Me encantó porque es muy visual, muy intuitiva , friendly, como se dice ahora y sencilla de utilizar. Me encantó que es un concepto de autogestión de las personas, y como todas las herramientas, la filosofía que tenéis aquí me encanta porque es la filosofía de gestiónate tú, desplazándote la responsabilidad.

Lo importante para mí en Sesame Time es que esa filosofía se mantenga, porque aunque ese concepto lo pueden desarrollar otras empresas, se debe educar, no solo a los trabajadores que lo van a utilizar, sino a los propios directivos o directivas que estén pendientes de eso, evitando usarla negativamente y controlando.

Hay una labor muy bonita que tenéis aquí, que es concienciar a la gente de que es una herramienta de desplazamiento de responsabilidades, no de control. Hacerles ver que el coste de oportunidad que se pierden por el mero hecho de no utilizar la herramienta, y para ello, es necesario hacerles pensar en cómo quieren que sea su día a día, y de qué modo la herramienta les puede beneficiar,  y no imponerla sin más.

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