La popularidad no es sinónimo de prepotencia y egocentrismo, ¿Quién no ha querido ser popular en alguna etapa de su vida?
Cómo ser popular en el trabajo
Ser popular siempre ha sido algo sugerente, aunque según la perspectiva, puede ir ligado al éxito o a la prepotencia. La popularidad en el ámbito laboral es sinónimo de constancia y reconocimiento.
Destacar por méritos propios y tener talento, son algunos factores que influyen en la capacidad de ser popular. La audiencia debe identificarte como líder, para ser popular debes ser reconocido como tal. Además, deber ser relevante, comprometido, tener contactos y saber trabajar en equipo.
La autoridad y la confianza en un mismo son dos de las cualidades de estos profesionales que logran la popularidad. Algunas personas poseen este don natural, su forma de ser desde siempre ha sido dominante y sobresaliente, en cambio, muchas otras lo consiguen a través del esfuerzo y manteniéndose al pie del cañón. Todas estas características les convierten en posibles candidatos a un ascenso. Ser el foco de atención también puede tener consecuencias positivas.
Conseguir ser popular requiere un esfuerzo o un talento extra, pero lo complicado es mantenerse, y sobre todo, controlar que esto no se vuelva en tu contra. La presión y la exigencia son mayores, hagas lo que hagas estará más cuestionado que si pasas desapercibido.
¿Cómo controlar la popularidad?
Hay que pisar con pies de plomo, aterrizar en la tierra y ser humilde. La popularidad se puede volver en tu contra si no sabes gestionarla. Debemos conocer nuestros limites, y saber el motivo por el cual hemos llegado a obtener ese reconocimiento social en el ámbito laboral. Como normal general, ser popular no significa ser mejor que nadie, hay que seguir aprendiendo siempre.
¿Qué tenemos que evitar para mantener la popularidad?
- La arrogancia. Esto puede acabar con nuestra popularidad, al menos la que deseamos. No queremos ser conocidos por esta característica.
- La prepotencia. Tenemos que ser humildes y sensatos, ya que todo lo que sube puede bajar. Es cuestión de esfuerzo y constancia. Alardear de ser el mejor, aún siéndolo, puede volverse en tu contra.
- El paternalismo. Las personas exitosas, deben aprender a delegar, es fundamental. Hay que motivar a los equipos y dejarles crecer profesionalmente, empoderar a nuestros colaboradores y transmitir confianza.