Las horas de trabajo no se han reducido, al contrario, no dejan de aumentar. Actualmente vivimos el fenómeno overworking y el trabajo extra no remunerado. Ahora lo que se lleva es el presentismo pero ¿cómo afecta a los trabajadores?
Overworking no remunerado
Keynes teorizaba que en 2030 las jornadas laborales serían de 15 horas semanales. Argumentaba, así como Benjamin Franklin, que la tecnología reduciría nuestras horas en el trabajo. Sin embargo, y a pesar de que la tecnología se suma a las organizaciones para agilizar los procesos, seguimos haciendo uso de las mismas horas.
Pese a haber menos trabajo, el presentismo se ha vuelto una constante en los empleos. Hacer trabajo extra no remunerado, trabajar enfermo o quedarse hasta después del jefe son hábitos que hemos normalizado. A la par, los sueldos reales siguen disminuyendo mientras la inseguridad laboral aumenta.
Otro de los grandes problemas del trabajo extra es la disponibilidad que exigen la mayor parte de las empresas. En la que se expone al trabajador a recibir mails durante su tiempo de descanso, llamadas fuera de horas o incluso suplencias de última hora.
El overworking afecta a la salud de los trabajadores
El overworking es una cuestión de salud, existe un máximo de horas que se debe trabajar para no estresarse. Se ha demostrado que el estrés y, en general, la salud emocional es uno de los mayores síntomas por baja laboral. Por otro lado, se debe incidir en los ambientes relajados, donde además de menos horas se apueste por el orden y el espacio.
Las horas extra en el trabajo no son perjudiciales en el momento en que se registran y se retribuyen. Para los empleados supone un extra económico. Por lo que la mejor manera es llevar una gestión de las horas extra. Una de las opciones es utilizar herramientas para llevar el registro de horas extra.
La primera premisa que deben entender las empresas es que trabajar menos horas no significa menos producción.