Ya lo dijo Salvador Dalí hace décadas «El tiempo es una de las pocas cosas importantes que nos quedan» y le faltaría añadir «Pero que bien se nos da perderlo«. Y es que es una realidad de la que nadie se salva en el trabajo. Todos perdemos el tiempo de algún modo.

Porque los ladrones del tiempo son esos pequeños lapsos en los que todos nos despistamos y que de manera continuada puede afectar gravemente a nuestra productividad. Aunque no son solo despistes, a veces los ladrones del tiempo se encuentran en las propias tareas que realizamos en el trabajo.

Los 7 ladrones de tiempo

1. Internet y redes sociales: Se podría decir que está a la cabeza de los ladrones de tiempo. ¿Quién no ha echado un vistazo a Facebook mientras trabajaba? No es que sea el fin del mundo, pero hacerlo de manera recurrente descentra a la persona de la tarea que está realizando. Según un estudio, los trabajadores interrumpen su trabajo cada 10 minutos para mirar las redes sociales y actualizar estados.

2. Correo electrónico: ¿El email, en serio? Pues sí. Los correos electrónicos roban más tiempo del que creemos a causa de las notificaciones que van llegando conforme los recibes. El hecho es que cuando se recibe uno, se deja a un lado la tarea que estábamos haciendo para leerlo inmediatamente. Por lo tanto la concentración se esfuma tan rápido como se tarda en contestar ese mail.

3. Telefonía móvil: Podría copar el número uno junto con las redes sociales debido a las notificaciones que se reciben. El mayor culpable tiene nombre. Whatsapp. Según el periodista Francisco Canals el 32% de los trabajadores consulta su terminal un mínimo de 4 veces a la hora. Del mismo modo que con el correo, la primera reacción es mirar las notificaciones.

4. Reuniones: Nadie dice que no seas necesarias, pero es cierto que a veces se hacen reuniones por hacer. Si no se preparan correctamente de antemano, se definen los temas a tratar y se establece un tiempo máximo la reunión se puede alargar afectando así el trabajo de todas las personas que hayan acudido.

5. Interrupciones: ¿Cuantas veces has estado haciendo cosas y alguien ha venido a pedirte algo? Adiós concentración. Las llamadas telefónicas, los ¿puedes venir un momento? o ¿has visto esto? hacen que los minutos se esfumen si no es urgente.

6 ¿Multitarea? No, gracias:  Querer hacerlo todo y terminar no haciendo nada. El problema de la multitarea reside en la falta de organización. Primero una tarea y después lo otro, porque querer hacer varias cosas a la vez hace que no le dediques la concentración que merece cada cosa.

7. Procastrinar: «Esto lo dejo para mañana» sería la frase por excelencia. Aplazar las tareas no es malo, pero hacerlo de manera repetido sí. ¿Por qué? Porque acabas con una pila de trabajo acumulado que es más que probable que no te apetezca hacerlo y acabes con el estrés por las nubes -que además afectará en tu rendimiento-.

La planificación como solución

Organizarse bien y planificarse en la clave para decirle adiós a los ladrones del tiempo. Primero saber todas las tareas que hay que hacer y luego darles prioridad a cada una. Establece un horario para mirar las redes sociales -porque está bien desconectar de vez en cuando-, otro para contestar correos y llamadas y haz caso a las tareas que sean urgentes. Además todo esto lo puedes medir mediante un control horario y comprobar tu propia productividad.