Sólo el 10% de la sociedad admite que le gusta madrugar, el resto hacemos lo que podemos. Cada uno tenemos nuestro propio modo de hacerlo, la llamada rutina matutina, nuestros rituales diarios mediante los cuales intentamos realizar nuestras tareas lo más despejados posible.

Pero si os encontráis un poco perdidos por las mañanas, no os sentís completamente despiertos hasta que llega mediodía y la alarma del despertador es vuestro peor enemigo, os damos unas pautas para que vuestros días empiecen con un poco de mejor cara. A partir de aquí probad, experimentad y quedaros con las que mejor os vengan. 😉

  • Nada más levantarte, date una ducha de agua fresca, es lo que mejor viene para despertarse, si lo haces al contrario, y el agua está caliente, conseguirás el efecto contrario, y probablemente salgas peor que entraste.
  • Toma un desayuno completo. Hay quienes no pueden comer nada más levantarse, pero si tu cuerpo te lo permite, un combinado de alimentos de los que aportan energía para todo el día es lo perfecto. Frutos secos, yogur, fruta… son la combinación clave.
  • Visualizar las actividades que vas a realizar todo el día, un planning visual hace que se nos hagan más llevaderas las actividades, sobre todo si las tenemos apuntadas en algún sitio y las vamos tachando conforme las vayamos terminando.
  • Seguir una rutina de levantarse todos los días a la misma hora es perfecto para quienes les cuesta levantarse por las mañanas. El cuerpo se acostumbra, es el llamado «reloj biológico» y después de un tiempo cuesta menos madrugar.
  • Aprovecha los beneficios que nos brinda la naturaleza y la luz del sol. Ésta, aporta una energía que nos mantiene activos para todo el día.
  • Si es posible, realizar algún tipo de ejercicio antes de emprender las actividades diarias es muy beneficioso para terminar de despertarnos. Hay quienes realizan técnicas de relajación de yoga.
  • Sobre todo, tener en cuenta que dormir bien es imprescindible para levantarse con ánimos: las horas adecuadas, el lugar adecuado, la no-consumición de bebidas alcohólicas o café, realizar ejercicio poco tiempo antes de acostarse…
  • Beber mucha agua al levantarse nos ayuda a despertarnos y a calmar la deshidratación sufrida por las horas de sueño en las que, obviamente, no bebemos.
  • Cuando empecemos a trabajar, hacerlo en una postura perfecta: derechos. Si desde el primer momento empezamos con un mal hábito en la postura, probablemente terminemos el día con dolores.
  • Dependiendo de como transcurra tu mañana. Si tras todas estas formas de mejorar tu rutina, a primera hora te sientes con energía, afronta lo primero la actividad más relevante o pesada de tu agenda. Si no es así, asígnala para ese momento en el que te sientes mejor y con más fuerzas para realizarla. De este modo fomentaremos la productividad.

Sobre todo, ¡no te olvides de dar los buenos días!